Es el tipo más frecuente de Esclerosis Múltiple y afecta a más del 80% de las personas que tiene la enfermedad. En la EM remitente-recurrente (EMRR) los síntomas ocurren en forma de brotes que aparecen durante un período de tiempo (días, semanas o incluso meses) y luego mejoran parcial o totalmente. En alguna ocasión, los brotes pueden dejar secuelas neurológicas.
La gravedad de la EMRR varía considerablemente de un paciente a otro. La tasa anualizada de brotes en pacientes no tratados inicialmente se estima en un promedio de 2–2,5 y posteriormente disminuye poco a poco con el paso de los años. Se considera un signo de mal pronóstico si la persona padece brotes frecuentes, especialmente al inicio de la enfermedad.
¿Qué es un brote?
Un brote se define por la aparición de nuevos síntomas, o la reaparición de síntomas antiguos, durante un período de 24 horas o más, en ausencia de un cambio en la temperatura corporal o una infección. Los síntomas que una persona afectada de EM ha experimentado antes, que quizás ya esté acostumbrada a tratar, pueden aparecer en una parte diferente del cuerpo.
En los brotes, los síntomas suelen permanecen durante varias semanas, por lo general de cuatro a seis, aunque esto puede variar desde períodos muy cortos de solo unos pocos días hasta meses, dependiendo de cada persona. Los brotes pueden varias de leves a severos. En el peor de los casos, las brotes agudos pueden necesitar tratamiento hospitalario, pero muchos se pueden manejar en el hogar, siguiendo las recomendaciones de los profesionales sanitarios.
¿Qué no es un brote?
A menudo es difícil, especialmente en los primeros años, saber qué es y qué no es un brote. No es raro experimentar algunos síntomas incluso durante la remisión, por ejemplo, problemas de fatiga o equilibrio. La aparición de estos síntomas (conocidos como síntomas paroxísticos de la Esclerosis Múltiple), suelen coger por sorpresa y pueden llegar a angustiar, pero no implican la aparición de un nuevo brote de la enfermedad, si bien es cierto que influyen en la calidad de vida de las personas afectadas. Se considera que estamos ante un síntoma paroxístico de la enfermedad cuando este se manifiesta durante menos de 24 horas seguidas.
¿Me recuperaré de un brote?
Las personas con EMRR a menudo se recuperan muy bien de un brote, con remisión completa. Sin embargo, este no es siempre el caso y los brotes pueden dejar algunas secuelas, por pequeñas que estas sean. Esto se debe a que, si el daño a la mielina es grave, algunos síntomas persisten, aunque pueden mejorar con el paso de los meses.
La comprensión de cómo la EM ataca al cuerpo está cambiando. Los especialistas en EM solían pensar que, una vez que se producía un brote, el daño al cerebro y a la médula espinal se detenía y no ocurría ningún daño nuevo. Pero ahora sabemos que aun cuando no tenga brote, la EM aún puede estar causando daño. Este daño puede estar ocurriendo incluso si no hay signos de que pueda notar. Es por eso que se debe ofrecer el tratamiento con una terapia modificadora de la enfermedad lo antes posible tras el diagnóstico.
Terapias que modifican la enfermedad
Las terapias modificadoras de la enfermedad (DMT, por sus siglas en inglés) se usan para tratar los tipos de EM en los que se presentan brotes. Pueden reducir considerablemente la cantidad de brotes y a su vez reducen la velocidad a la que evoluciona la discapacidad. Pero no pueden deshacer ninguna discapacidad permanente que ya tengas. Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios, pero no recibir tratamiento significa el riesgo de más brotess y más discapacidad a largo plazo.